domingo, 14 de febrero de 2010

Luis XIV - El Rey Sol

En el año 1610 fue asesinado Enrique IV, que había sido el primero de los reyes pertenecientes a la familia francesa de los Borbones. Tras él reinaron, por un período de ciento ochenta y tres años, cuatro monarcas de nombre Luis.
Luis XIII heredó el trono cuando tenía sólo nueve años, su madre María de Médicis gobernó como Regente, luego el Cardenal Richelieu (cuyo único objetivo fue establecer el poder absoluto de la corona) y, a su muerte, el Cardenal Mazarino. El rey falleció cuando éste llevaba sólo siete meses como Primer Ministro y fue así que quedó como dueño indiscutido del poder de Francia.
Las despóticas tentativas de Mazarino de recaudar dinero para su política de guerra exterior le granjearon el odio popular. Hubo tres guerras civiles que trataron de poner fin al absolutismo y, aunque no lo lograron, sometieron al entonces niño Luis XIV y a su madre a muchas humillaciones, por lo que desde pequeño sintió rechazo hacia la desobediencia civil y las reuniones parlamentarias.
Al morir el Cardenal en 1661 los secretarios del fallecido ministro le preguntaron al joven rey de quien recibirían órdenes a partir de ese momento, a lo que él respondió con sequedad: "De mí". Esas palabras marcaron el comienzo de medio siglo de poder.
Luis XIV abandonó el viejo palacio del Louvre y se trasladó a las afueras de la ciudad, a Versalles, al que fuera el refugio de caza de su padre, transformándolo en un edificio majestuoso que albergaría a toda su corte; consiguiendo así que toda la vida social y política del país estuviera concentrada en un solo lugar.
Gobernó mediante un sistema de consejos. El Consejo de Estado regía la política general y había otros de menor importancia, como el de economía, el de asuntos exteriores y el de guerra. El Rey en persona los presidía todos y también designaba a sus miembros. Pero éstos ya no eran elegidos entre la nobleza sino que todos provenían de la nueva "clase media"; agradecidos con el Rey, porque le debían riqueza y posición, le eran leales.
Entre ellos se encontraba Jean Baptiste Colbert, un hombre honrado y con mucha energía pero que tuvo dos fallas: No se animó a quitarles los privilegios a los nobles y no se interesó mucho por el pueblo.
Sí se preocupó por incrementar el comercio con las colonias y revitalizó la armada para proteger a los barcos que efectuaban el intercambio de mercaderías con ellas. Aconsejó al Rey que mantuviera la libertad religiosa protegiendo así a los laboriosos protestantes que ayudaban a mantener la nueva economía estable, mas a su muerte (acaecida en 1683) sus sucesores hicieron que el monarca derogara el Edicto de Nantes y miles de hábiles artesanos hugonotes debieron huir a Holanda e Inglaterrra, dejando al país en una extrema pobreza.
El reinado de Luis XIV que comenzó con toda la gloria del llamado "Rey Sol", acabó en la oscuridad, sus parientes cercanos habían muerto y el único sucesor era su biznieto de cinco años, que más tarde gobernaría como Luis XV. El nieto de este último sería en 1774 el rey Luis XVI, hombre bueno pero de poco carácter, casado con la tristemente célebre reina María Antonieta, mujer frívola y de poco juicio. Los gastos de la Corte se descontrolaron, la rebelión social llegó a su punto más extremo y a mediados de 1789 se produjo la denominada Revolución Francesa, que comenzó con la Toma de la Bastilla el día 14 de julio, momento en el que el pueblo de París asaltó la vieja fortaleza-prisión.

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